15 noviembre 2005

¿Alimentación o veneno?


Según un estudio que publica hoy el diario El País, cada día nos estamos envenenando con sustancias tóxicas o dañinas. Éstas nos llegan a través de envases fabricados con materiales perjudiciales para nuestra salud y también dentro de la propia composición del alimento, como estabilizantes, edulcorantes, etc. Ahora ya no sabemos si nos estamos alimentando o si nos están envenenando

Esta mañana, como cada día, escuchaba el programa 'No somos nadie', de la cadena m80 radio. Me encanta porque al menos empiezas el día con buen humor. Sin embargo, Juan Herrera, que nos comenta en su 'zumo de periódicos' las noticias más interesantes de la jornada, me hizo poner los pelos de punta. Herrera, gran periodista y, supongo, mejor persona, nos alertaba del peligro de algunos alimentos para nuestra salud tras haber leído un informe que aparece hoy en El País.

Y no es para menos. Me he metido en la web de este periódico y sí, ahí estaba la noticia en forma de reportaje. 'Tóxicos en el supermercado' es su título. El excelente artículo, firmado por David Segarra, habla de los productos tóxicos que cada día ingerimos o nos ponemos encima. Escribe palabrejas como parabenos, bisfenol o tributil. Pues bien, estas sustancias afectan a nuestro organismo de manera muy negativa.

¿Sabían que los embalajes para envolver alimentos contienen ftalatos y bifenoles? Ni p... idea, la verdad. Pero resulta que estos dos elementos interfieren en el sistema hormonal. El Bisfenol A, explica Segarra, está en elementos tan útiles y cotidianos como biberones, latas de refresco, gafas y hasta en empastes dentales.

En el reportaje aparece la figura de Núria Ferrer, una química de la UB, que critica la incitación, a través de anuncios, de bebidas refrescantes que provocan obesidad. La solución de muchas empresas es vender bebidas light. Pues resulta que esas bebidas light utilizan edulcorantes artificiales que están prohibidos en Alemania o Nueva Zelanda por tener un efecto cancerígeno. Uno de estos edulcorantes se llama E-952 o ciclamato.

Ya ven. Si no nos morimos de hambre, los propios alimentos nos matarán a nosotros. A partir de ahora intentaré comprar comida que no lleve E-952. Al menos que mi vida dure un poquito más de lo que está prevista.