25 octubre 2006

Somos unos golfos



¿O debería decir golferos? Lo cierto es que desde que he vuelto a la vida normal, aunque aún no he superado - ni superaré- mis problemas en el cuello, el juego de los palos me va marcando cada vez más. Y no sólo a mi. He 'contaminado' a mis hijos con la esencia de este deporte. Pronto me superarán y es cuestión de esperar el día en que me ganen un partido.
Mientras llega ese fatal momento de mi vida, los niños van a la escuela de golf cada sábado por la mañana. Toni y Joan, que son sus profesores, les moldean para que, al menos, puedan jugar sin rubor y sin miedo contra los demás.
De momento, ya me puedo dar por satisfecho, porque ya salen en revistas y posters. Mi hija Sílvia aparece en el cartel del Campeonato de Catalunya de pitch & putt (es la de azul) y también ha aparecido en revistas de golf.
Ya ven, críen hijos... ¡Qué les voy a decir! Pero gano salud y satisfacción.

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